La
primera novela que leí de Juan Francisco Ferrándiz, fue “La llama de la sabiduría”, de cuya lectura guardo un grato
recuerdo. Por eso no dude en acercarme de nuevo a su narrativa al ver que
publicaba una nueva novela histórica. “La
tierra maldita” de la que comparto mis impresiones con quien visiten este
blog.
Sin
anestesia y sin despeinarme: posiblemente “La
tierra maldita” sea la mejor novela histórica del año. No se me ha movido
ni una pestaña, habrá algunas que estén a su altura, pero no creo que ninguna
supere la novela de Ferrándiz.
SINOPSIS: En el siglo IX,
Barcelona se encontraba en los confines más lejanos del Sacro Imperio.
Gobernada por los francos desde la distancia, la ciudad, de apenas mil
quinientas almas, se había convertido en una tierra abandonada, asolada por
intentos de conquista de los sarracenos y las hordas salvajes, y sometida a la
tiranía de unos nobles corruptos que explotaban a sus habitantes.
A
esa tierra maldita llega el joven obispo Frodoí. Recién nombrado para el cargo
por el rey franco, su destino se asemeja más a un castigo que a un honor, pero
algo en su interior, la rebeldía y ambición que le son innatas, le lleva a
aceptar el reto y viajar hasta allí acompañado por una comitiva de colonos, que
anhelan una nueva oportunidad en la última frontera.
Su
primera impresión no puede ser más desoladora, pero pronto caerá rendido a los
encantos de una enigmática dama, la noble Goda, que ama la ciudad por encima de
todo. Juntos iniciarán una lucha estoica por dotar de un linaje sucesorio
propio a esa tierra dejada de la mano de Dios. Y también contarán con la ayuda
del valiente Isembard de Tenes, de noble cuna; y de otras personas humildes
como la ingeniosa Elisia, la tabernera, que intentarán sacar a Barcelona del
foso de desesperanza que parece ser su único destino, aunque para ello
necesiten emplear todas sus fuerzas, su inteligencia y su fe en un Dios que
parece empeñado en darles la espalda.
Con
la escrupulosidad y la imaginación de los grandes narradores, Juan Francisco
Ferrándiz nos traslada a una época oscura, a una ciudad vencida que apenas
conserva su dignidad y a la lucha de unos hombres y mujeres que se dejaron el
alma por conseguir la libertad y la prosperidad de lo que entonces era, para
todos, una tierra maldita.
La
historia de Barcelona parece una apuesta segura para cualquier novelista
histórico. Da igual cuánto se haya escrito ya sobre la ciudad condal, parece
que los lectores siempre queremos más.
El
autor, en esta ocasión, se centra en un periodo poco trillado: Siglo IX.
Indiscutible parece que, esta tercera novela, lo va a consagrar como una voz a
tener en cuenta en el panorama literario histórico.
Vuelve
el escritor contestano con “La tierra
maldita” una fascinante historia épica con aires míticos en la Barcelona
medieval del S. IX. La historia de una ciudad sometida que anhelaba la libertad
y del hombre que luchó por alcanzar ese ansiado milagro. Amor, ambición,
secretos, linajes de familias, venganzas, traiciones, complots para el
asesinato, se entremezclan sobre el fondo de una época oscura y convulsa pero
fascinante.
Os
meteréis en las páginas del libro y os involucraréis en una novela llena de
aventuras. Un narrador omnisciente os
hará participes de todo lo que acontece en la historia a lo largo de veinte
años que se os harán cortos porque el ritmo narrativo es simplemente
embriagador. La trama recrea este periodo histórico poco conocido en un
ambiente épico, con un trasfondo real que es la situación que vivía la Marca
Hispánica de aislamiento total, al ser considerada, como una tierra peligrosa y
despoblada.
La
Marca Hispánica es la tierra maldita que servía de frontera entre el Emirato de
Córdoba y el Imperio Carolingio, ambos en constante lucha por ampliar sus
territorios. Hasta allí es llamado Frodoi, un joven sacerdote con intenciones
de que sea obispo de Barcelona. Cuya misión es acabar de construir la catedral
de dicha ciudad, lo que en un principio se lo toma como un castigo y un
agravio, al final, con ayuda de más personajes como Isembrad se enfrascaran en
una aventura para intentar salvar una ciudad que además de la desolación y los
continuos ataques que sufre, está poblada de personajes fascinantes.
Construye
un complejo mosaico con representación de los
tres estamentos sociales del medievo: la nobleza, el clero y el pueblo
llano, quedando patente la desigualdad de privilegios en este sistema feudal
que se desarrolla a lo largo de dos décadas cruciales.
Es
una novela con crueles juegos de poder y codicia, en el despojos del Sacro
Impero Romano, de unos reinos enfrentados por la fe y el ansia de expansión que
revela la cotidianidad de una población tratando de sobrevivir a la miseria que
se cierne sobre la villa de Barcelona. Una miseria palpable que casi se puede
masticar.
Con
la escrupulosidad y la imaginación de los grandes narradores, el autor
contestano os traslada a una época oscura, a una ciudad vencida que apenas
conserva su dignidad y a la lucha de unos hombres y mujeres que se dejaron el
alma para conseguir la libertad y la prosperidad de lo que entonces era, para
todos, una tierra maldita. Toda la trama se articula en la Edad Media.
La
novela en su conjunto está contada por un narrador omnisciente que nos lleva de
un lugar a otro, de un personaje a otro, con avances constantes tanto en la
trama general de la novela como en las vicisitudes personales de los
protagonistas.
Dicho
lo anterior, prosa sencilla, exquisita y elocuente; un ritmo muy ágil que no da
tregua al lector en ningún momento, no faltan los secretos que salpican la
novela de un misterio que incita a leer sin descanso.
Me
encontré con muchas escenas que atrajeron mi atención, redoblando en muchas de
ellas mi curiosidad ante lo que pasaría en los siguientes capítulos ya que, tal
y como se desarrolla algunos episodios, me daban a entender que me encontraría
con algún giro que cambiaría el destino de alguno de los personajes con los que
ya estaba familiarizando, llevándome incluso alguna desagradable sorpresa. Sin
duda alguna, el escritor planificó la trama de tal forma que el ritmo tuviera
una cadencia prácticamente constante, porque era consciente de que el lector
tenía ante sí un gran volumen de páginas al que enfrentarse, con lo que ello
significa, y para que no cayera en el tedio a la hora de conocer vicisitudes a
las que se enfrentaban los personajes de esta novela.
Loable
es la ardua labor de documentación, aspecto importante de la obra, llevada a
cabo con acierto y que se materializa en la lograda ambientación, que recrea
con todo lujo de detalles el contexto histórico, político y social del momento.
Las minuciosas descripciones de los dispares escenarios contribuye a que el
lector se traslade, sin esfuerzo alguno, a la fisonomía de una Barcelona del S.
IX. Recrea el entorno con tal realismo que te parece estar paseando por las
tortuosas, estrechas y decrépitas calles de una urbe rural sucia y deprimente,
llena de contrastes y olores nauseabundos, o embriagándose con los intensos y
tangibles aromas de un periodo tan poco novelado como la alta Edad Media.
Además
del buen funcionamiento de la trama, en “La
tierra maldita”, el lector se encuentra con un mosaico de personajes que
conforman un elenco muy atractivo. Como es evidente también, la ciudad de
Barcelona es una de las grandes protagonistas de la historia en todo momento.
Conjuntamente con la presencia de personajes con capacidades místicas como: el
bestiario, las dones d’aigua, las hechiceras o las alirunnias, van a estar
presentes a lo largo de la trama. Estos personajes juntos a otros desconocidos para
el lector intentarán que Barcelona se convierta en una urbe donde vivir es paz
y en libertad. Seréis testigos de la vida en la villa, de sus costumbres, de sus formas, la vida en
la calle, en la taberna… Todos serán protagonistas de intrigas, pasiones, sucesos
históricos reales, cultos religiosos o rituales ancestrales prohibidos, acción,
amor y aventuras que conseguirán manteneros absortos en las páginas de esta
novela de principio a fin.
Una
novela coral en la que Juan Francisco Ferrándiz ha logrado fusionar, sin fisura
alguna, personajes reales con otros de ficción. Todos ellos están perfectamente
descritos y matizados, con sus luces, sombras y debilidades, algunos más
intensos e impulsivos que otros, siendo inevitable que tengan más peso en la
trama.
El
autor los hace creíbles y cercanos de carne y hueso, haciéndolos madurar, por
el que el lector puede llegar a enpatizar con algunos de ellos. Construye un
complejo mosaico con representación de los tres estamentos sociales del
medievo: la nobleza, el clero y el pueblo llano, quedando patente la
desigualdad de privilegios en este sistema feudal.
Y
para terminar, no puedo dejar de hablar de los personajes femeninos, mujeres
notables e inteligentes, supervivientes capaces de forjar su propio destino y
dispuestas a sacrificarlo todo para sacar adelante a los suyos. Destacan por su
fortaleza, su valentía y su tesón. Son mujeres luchadoras que se
sacrifican en cuerpo y alma por
conseguir sus sueños. Con unos arrestos para llegar a rebelarse hasta el punto
de no estar sometidas bajo la autoridad de ningún hombre.
Hay
malos y buenos, a unos los odiaremos y a otros los amaremos pero estos
personajes van a permanecer en mi memoria y en la de cualquier lector muchísimo
tiempo.
“La tierra
maldita” del
autor contestano es una novela histórica apasionante, con una trama llena de
intrigas, pasiones y aventuras que atrapa de principio a fin y unos personajes
excepcionales e inolvidables. Una lectura ágil y emocionante.
Una
novela de miradas al pasado, lectura didáctica y entretenida; y que cuenta con
una excelente ambientación y rigor histórico. Toda una aventura de
supervivencia con reminiscencias de ciertas novelas como: “Los pilares de la tierra”, “Lacatedral de Mar”, “Los herederos dela tierra”.
Por
cierto, esta novela es lectura obligada para todos aquellos que sean amantes de
las novelas históricas. Porque para mí, Juan Francisco Ferrándiz, podría ser
“el Ken Follett español”.
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