lunes, 6 de abril de 2020

LA HIJA DEL RELOJERO. Kate Morton.


Me considero fan de la autora. Tenía ganas de volver a encontrarme con Kate Morton. “El Jardín olvidado” fue una novela que me gusto y a partir de su lectura fui leyendo todos sus libros y, unos más que otros, disfrute de su lectura. Así que, en cuanto vi que publicaba novela, no me lo pensé dos veces, tenía que leerla.

SINOPSIS: En el verano de 1862, un grupo de jóvenes artistas, guiados por el apasionado y brillante Edward Radcliffe, viaja a Birchwood Manor, una casa de campo en Berkshire. Tienen un plan: vivir los siguientes meses recluidos y dejarse llevar por su inspiración y creatividad. Sin embargo, cuando el verano toca a su fin, una mujer ha muerto de un disparo y otra ha desaparecido, se ha extraviado una joya de valor incalculable y la vida de Edward Radcliffe se ha desmoronado.
Unos ciento cincuenta años más tarde, Elodie Winslow, una joven archivista de Londres, descubre una cartera de cuero que contiene dos objetos sin relación aparente: una fotografía en sepia de una mujer de gran belleza con un vestido victoriano y el cuaderno de bocetos de un artista en el que hay un dibujo de una casa de dos tejados en el recodo de un río.
¿Por qué ese boceto de Birchwood Manor le resulta tan familiar a Elodie? ¿Y quién es esa hermosa mujer que aparece en la fotografía? ¿Le revelará alguna vez sus secretos?
Narrada por varias voces a lo largo del tiempo, La hija del relojero es la historia de un asesinato, un misterio y un robo, una reflexión sobre el arte, la verdad y la belleza, el amor y las pérdidas. Por sus páginas fluye como un río la voz de una mujer ya libre de las ataduras del tiempo y cuyo nombre ha caído en el olvido: Birdie Bell, la hija del relojero, la única persona que vio todo lo sucedido.


Vaya historia tan completa y compleja es lo nuevo de Kate Morton. Ambientación cuidada, distintas líneas temporales, hilos que van cruzándose para crear un tapiz de emociones, tensión y decisiones que te dejan con la sensación de haber leído una gran novela.
Como acostumbrar la autora, una interesante estructura, con una historia dividida en cuatro partes, las cuales se componen de dos líneas de capítulos diferentes, una más intimista, directa, narrada en primera persona, omnipresente a lo largo de los años y que habla directamente con el lector; y otra que va cambiando de época y de protagonista pero siempre alrededor del suceso que lo desencadeno todo y del que poco a poco va poniendo sobre aviso. El eje común de la trama, en cada una de ellas, es esencialmente la relación que tengan con una casa en la que ocurrió algo y en la que se esconde un misterio.
La historia está concebida como un puzle cuya conexión es la hija del relojero, narradora de esa línea directa que lo une todo, para ir desmigando los acontecimientos ocurridos a través diferentes personajes y en distintos momentos. Presente y pasado se van sucediendo con la ayuda de un texto narrativamente muy adecuado y bien construido, lleno de intriga, de trasfondo social, de realidad y de consecuencias, sobre todo consecuencias, y lleno de personajes que tienen su porqué y de los que iremos conociendo partes esenciales de su existencia, incluso momentos diferentes de su vida.
En lo que toca a la autora, suele adentrarse en los secretos familiares de una o varias generaciones, con personajes marcados por una personalidad bastante fuerte que actúan en varios hilos temporales, os llevará hacer un recorrido a lo largo de los años partiendo de la Inglaterra Victoriana, pasando por los años veinte, la Segunda Guerra Mundial y así hasta llegar a nuestros día; ingredientes todos que personalmente me suelen gustar mucho.
 “La hija del relojero” es la historia de un asesinato, un misterio y un robo, una reflexión sobre el arte, la verdad y la belleza, el amor y las perdidas.
Sin embargo, en mi opinión, en contraste con lo anterior, es en el segundo hilo principal cuyo mayor protagonista es la casa de Birchwo od Manor, donde me he perdido más de una vez porque aparecen personajes que, bajo mi punto de vista, no aportan nada a la historia principal y que lo que han conseguido ha sido ralentizar mi lectura, hacer más densa la novela y que, en muchas ocasiones, no supiera quien era el personaje y que relación tenía con los personajes principales y con los hechos que iban apareciendo en la historia. Creo que algunos de estos capítulos perfectamente se podían haber eludido porque no aportan prácticamente nada a la trama principal y consiguen que mi interés por ella se haya diluido en muchas ocasiones.

Si habéis leído algún libro de la autora, ya habréis notado que sigue más o menos su estilo: varios hilos temporales, secretos del pasado a desentrañar y varios protagonistas, entre los que suelen estar mujeres fuertes. Suelen ser novelas cuyas diferentes tramas al final confluyen de una manera u otra, como pasa en esta: todas sus tramas van a tener un nexo común, que en principio es la casa y sus secretos.
Creo que el libro tiene un comienzo un poco desdibujado pero va cogiendo fuerza y ritmo a medida que se avanza, le cuesta arrancar, al principio va presentando todos los personajes sin saber por dónde se va a desarrollar la historia; para ofrecernos una última parte muy interesante y bien ligada, donde el misterio cobra protagonismo y descubriréis todos los interrogantes que se os han ido agolpando con su lectura.
En primer lugar, la innegable capacidad de la autora de transpórtaros por diversas épocas y haceros partícipe de lo que están viviendo los personajes. Su prosa,  su estilo resultan de lo más destacable del libro. Queriendo avanzar con esta novela hay que ser paciente porque la acción no es trepidante, pero sí os ira envolviendo y casi sin daros cuenta llegaréis al final.
A pesar de su extensión, a mí en ocasiones puntuales se me ha hecho un poco pesada, en parte por esos cambios a lo largo de la trama, el paso sucesivo de personajes y épocas. No pretendo quitar merito a la autora, cada uno esta tratado con mucho rigor y reflejado, a través de los personajes y los elementos más distintivos de los mismos.
Esa voz un tanto lánguida, suspendida en el tiempo, que parece narrar los hechos del pasado, con ese toque casi mágico, se os quedara en la memoria mientras comenzáis la historia en el Londres actual y queréis seguir avanzando para relacionar esas primeras páginas con lo que le está ocurriendo a Elodie.
Es una novela para degustar despacio. Kate Morton va a logar, a través de Birdie, unir distintas vidas y contar tantas historias que el lector va a sentirse perdido, encontrando poco a poco la luz a través del bosque entretejido por una obra en la que no todo es lo que parece.
Buena ambientación, buenos personajes y un final impecable con el trasfondo del presente.

Una vez más, la autora logra crear unos personajes muy creíbles, complejos y reales. Lo que Kate Morton ha imaginado y creado en “La hija del relojero”, es pues toda una sucesión de personajes de distintas épocas; considero que son el punto fuerte del libro. Ya que, la autora, se ha implicado mucho en cada uno de ellos y los ha dotado de una personalidad compleja y profunda, poderosa y llamativa. Conoceréis los detalles de sus vidas, sus miedos, el pasado que les acecha, sus sueños, sus amores. De esa manera, la autora australiana, consigue hacer que el lector se encariñe de los personajes y se meta de lleno en la historia.
A destacar los personajes secundarios, que en realidad no son tan secundarios, porque en ciertos momentos juegan un papel fundamental en las decisiones, y en general, en la vida de los protagonistas.
Recalco que, los personajes, son el pilar principal de la novela, son básicamente historias en las que lo importante, lo que está en primer lugar son las historias que nos van contando las mujeres. La autora se detiene explicar el pasado de cada uno, el porqué de su personalidad y en alguno de ellos su fuerza por sobrevivir en un entorno inadecuado.
Brichwood Manor es casi un personaje más. Este escenario es testigo de momentos decisivos en la vida de muchas personas que pasan por ella. Desde esos personajes, hasta llegar a Elodie, pasan muchos otros pero como he explicado anteriormente, todos entrelazados, sus vidas y sus circunstancias se repiten para forjar el carácter con ese punto de inflexión que les hace tomar uno u otro camino.
Algo semejante me sucede aquí con lo expuesto al final del primer párrafo del apartado argumento. Los personajes son demasiados, de tal forma que no se consigue incidir en ellos como corresponde. Sus vivencias quedan a medias, sus motivaciones excesivamente resumidas. A ver, las cosas como son: ¡este libro da para una saga! Está todo demasiado apresurado al final y faltan miles cosas que nos encantaría leer a los lectores. ¡El lector quiere leer emoción, castigos y recompensas! Y este libro nos priva de unas cuantas y tantas otras cosas que podría añadir, pero que me obligaría a incurrir en spoilers.

¿A quién recomendaría esta lectura? Creo que encajaría dentro del gusto de un lector ya experimentado, que disfrute de textos narrativamente interesantes y con estructuras globales algo complejas. Un lector al que le guste esa mezcla de presente  y pasado, de vidas entrelazadas, así como una rama llena de momentos y de personajes dispares.
Me quedo con la sensación de quizás ésta no es la novela más potente y atractiva de Kate Morton, pero, al menos a mí, sí ha conseguido dejarme con las ganas de seguir descubriendo sus historias.
Los que ya sois fans de esta escritora australiana, con este libro, yo creo que, vais sobre seguro.
 


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