Me
considero fan de la autora. Tenía ganas de volver a encontrarme con Kate
Morton. “El Jardín olvidado” fue una
novela que me gusto y a partir de su lectura fui leyendo todos sus libros y,
unos más que otros, disfrute de su lectura. Así que, en cuanto vi que publicaba
novela, no me lo pensé dos veces, tenía que leerla.
SINOPSIS: En el verano de
1862, un grupo de jóvenes artistas, guiados por el apasionado y brillante
Edward Radcliffe, viaja a Birchwood Manor, una casa de campo en Berkshire.
Tienen un plan: vivir los siguientes meses recluidos y dejarse llevar por su
inspiración y creatividad. Sin embargo, cuando el verano toca a su fin, una
mujer ha muerto de un disparo y otra ha desaparecido, se ha extraviado una joya
de valor incalculable y la vida de Edward Radcliffe se ha desmoronado.
Unos
ciento cincuenta años más tarde, Elodie Winslow, una joven archivista de
Londres, descubre una cartera de cuero que contiene dos objetos sin relación
aparente: una fotografía en sepia de una mujer de gran belleza con un vestido
victoriano y el cuaderno de bocetos de un artista en el que hay un dibujo de
una casa de dos tejados en el recodo de un río.
¿Por
qué ese boceto de Birchwood Manor le resulta tan familiar a Elodie? ¿Y quién es
esa hermosa mujer que aparece en la fotografía? ¿Le revelará alguna vez sus
secretos?
Narrada
por varias voces a lo largo del tiempo, La hija del relojero es la historia de
un asesinato, un misterio y un robo, una reflexión sobre el arte, la verdad y
la belleza, el amor y las pérdidas. Por sus páginas fluye como un río la voz de
una mujer ya libre de las ataduras del tiempo y cuyo nombre ha caído en el
olvido: Birdie Bell, la hija del relojero, la única persona que vio todo lo
sucedido.
Vaya
historia tan completa y compleja es lo nuevo de Kate Morton. Ambientación
cuidada, distintas líneas temporales, hilos que van cruzándose para crear un
tapiz de emociones, tensión y decisiones que te dejan con la sensación de haber
leído una gran novela.
Como
acostumbrar la autora, una interesante estructura, con una historia dividida en
cuatro partes, las cuales se componen de dos líneas de capítulos diferentes,
una más intimista, directa, narrada en primera persona, omnipresente a lo largo
de los años y que habla directamente con el lector; y otra que va cambiando de
época y de protagonista pero siempre alrededor del suceso que lo desencadeno
todo y del que poco a poco va poniendo sobre aviso. El eje común de la trama,
en cada una de ellas, es esencialmente la relación que tengan con una casa en
la que ocurrió algo y en la que se esconde un misterio.
La
historia está concebida como un puzle cuya conexión es la hija del relojero,
narradora de esa línea directa que lo une todo, para ir desmigando los
acontecimientos ocurridos a través diferentes personajes y en distintos
momentos. Presente y pasado se van sucediendo con la ayuda de un texto
narrativamente muy adecuado y bien construido, lleno de intriga, de trasfondo
social, de realidad y de consecuencias, sobre todo consecuencias, y lleno de
personajes que tienen su porqué y de los que iremos conociendo partes
esenciales de su existencia, incluso momentos diferentes de su vida.
En
lo que toca a la autora, suele adentrarse en los secretos familiares de una o
varias generaciones, con personajes marcados por una personalidad bastante
fuerte que actúan en varios hilos temporales, os llevará hacer un recorrido a
lo largo de los años partiendo de la Inglaterra Victoriana, pasando por los
años veinte, la Segunda Guerra Mundial y así hasta llegar a nuestros día;
ingredientes todos que personalmente me suelen gustar mucho.
“La hija
del relojero” es la historia de un asesinato, un misterio y un robo, una
reflexión sobre el arte, la verdad y la belleza, el amor y las perdidas.
Sin
embargo, en mi opinión, en contraste con lo anterior, es en el segundo hilo
principal cuyo mayor protagonista es la casa de Birchwo od Manor, donde me he
perdido más de una vez porque aparecen personajes que, bajo mi punto de vista,
no aportan nada a la historia principal y que lo que han conseguido ha sido
ralentizar mi lectura, hacer más densa la novela y que, en muchas ocasiones, no
supiera quien era el personaje y que relación tenía con los personajes
principales y con los hechos que iban apareciendo en la historia. Creo que
algunos de estos capítulos perfectamente se podían haber eludido porque no
aportan prácticamente nada a la trama principal y consiguen que mi interés por
ella se haya diluido en muchas ocasiones.
Si
habéis leído algún libro de la autora, ya habréis notado que sigue más o menos
su estilo: varios hilos temporales, secretos del pasado a desentrañar y varios
protagonistas, entre los que suelen estar mujeres fuertes. Suelen ser novelas
cuyas diferentes tramas al final confluyen de una manera u otra, como pasa en
esta: todas sus tramas van a tener un nexo común, que en principio es la casa y
sus secretos.
Creo
que el libro tiene un comienzo un poco desdibujado pero va cogiendo fuerza y
ritmo a medida que se avanza, le cuesta arrancar, al principio va presentando
todos los personajes sin saber por dónde se va a desarrollar la historia; para
ofrecernos una última parte muy interesante y bien ligada, donde el misterio
cobra protagonismo y descubriréis todos los interrogantes que se os han ido
agolpando con su lectura.
En
primer lugar, la innegable capacidad de la autora de transpórtaros por diversas
épocas y haceros partícipe de lo que están viviendo los personajes. Su prosa, su estilo resultan de lo más destacable del
libro. Queriendo avanzar con esta novela hay que ser paciente porque la acción
no es trepidante, pero sí os ira envolviendo y casi sin daros cuenta llegaréis
al final.
A
pesar de su extensión, a mí en ocasiones puntuales se me ha hecho un poco
pesada, en parte por esos cambios a lo largo de la trama, el paso sucesivo de
personajes y épocas. No pretendo quitar merito a la autora, cada uno esta
tratado con mucho rigor y reflejado, a través de los personajes y los elementos
más distintivos de los mismos.
Esa
voz un tanto lánguida, suspendida en el tiempo, que parece narrar los hechos
del pasado, con ese toque casi mágico, se os quedara en la memoria mientras
comenzáis la historia en el Londres actual y queréis seguir avanzando para
relacionar esas primeras páginas con lo que le está ocurriendo a Elodie.
Es
una novela para degustar despacio. Kate Morton va a logar, a través de Birdie,
unir distintas vidas y contar tantas historias que el lector va a sentirse
perdido, encontrando poco a poco la luz a través del bosque entretejido por una
obra en la que no todo es lo que parece.
Buena
ambientación, buenos personajes y un final impecable con el trasfondo del
presente.
Una
vez más, la autora logra crear unos personajes muy creíbles, complejos y
reales. Lo que Kate Morton ha imaginado y creado en “La hija del relojero”, es pues toda una sucesión de personajes de
distintas épocas; considero que son el punto fuerte del libro. Ya que, la
autora, se ha implicado mucho en cada uno de ellos y los ha dotado de una
personalidad compleja y profunda, poderosa y llamativa. Conoceréis los detalles
de sus vidas, sus miedos, el pasado que les acecha, sus sueños, sus amores. De
esa manera, la autora australiana, consigue hacer que el lector se encariñe de
los personajes y se meta de lleno en la historia.
A
destacar los personajes secundarios, que en realidad no son tan secundarios,
porque en ciertos momentos juegan un papel fundamental en las decisiones, y en general,
en la vida de los protagonistas.
Recalco
que, los personajes, son el pilar principal de la novela, son básicamente historias
en las que lo importante, lo que está en primer lugar son las historias que nos
van contando las mujeres. La autora se detiene explicar el pasado de cada uno,
el porqué de su personalidad y en alguno de ellos su fuerza por sobrevivir en
un entorno inadecuado.
Brichwood
Manor es casi un personaje más. Este escenario es testigo de momentos decisivos
en la vida de muchas personas que pasan por ella. Desde esos personajes, hasta
llegar a Elodie, pasan muchos otros pero como he explicado anteriormente, todos
entrelazados, sus vidas y sus circunstancias se repiten para forjar el carácter
con ese punto de inflexión que les hace tomar uno u otro camino.
Algo
semejante me sucede aquí con lo expuesto al final del primer párrafo del
apartado argumento. Los personajes son demasiados, de tal forma que no se consigue
incidir en ellos como corresponde. Sus vivencias quedan a medias, sus
motivaciones excesivamente resumidas. A ver, las cosas como son: ¡este libro da
para una saga! Está todo demasiado apresurado al final y faltan miles cosas que
nos encantaría leer a los lectores. ¡El lector quiere leer emoción, castigos y recompensas!
Y este libro nos priva de unas cuantas y tantas otras cosas que podría añadir,
pero que me obligaría a incurrir en spoilers.
¿A
quién recomendaría esta lectura? Creo que encajaría dentro del gusto de un
lector ya experimentado, que disfrute de textos narrativamente interesantes y
con estructuras globales algo complejas. Un lector al que le guste esa mezcla
de presente y pasado, de vidas
entrelazadas, así como una rama llena de momentos y de personajes dispares.
Me
quedo con la sensación de quizás ésta no es la novela más potente y atractiva de
Kate Morton, pero, al menos a mí, sí ha conseguido dejarme con las ganas de
seguir descubriendo sus historias.
Los
que ya sois fans de esta escritora australiana, con este libro, yo creo que, vais
sobre seguro.
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