Si
estás despojado de fortuna,
y
encuentras para ti nada más que dos piezas de pan
–
pues vende una, y con las monedas
compra
jacintos para alimentar a tu alma.
Pero
la belleza no aguarda solamente donde se esconden
flor
y tinte y fragancia;
la
melodía del trovador quizás
alimente
a tu necesidad apremiante.
Pero
aún la belleza, mezclado al ojo y oído,
fracasa
a complacerse;
solo
es el corazón, ardiente con amor,
que
puede cumplir el deseo del alma.
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