viernes, 22 de marzo de 2024

SONETO 29.

 

Cuando he caído en desgracia a los ojos de la fortuna y de
los hombres
y a solas lamento mi condición de paria,
y molesto al sordo cielo con mis gritos inútiles,
y me contemplo y maldigo mi destino,
deseando ser alguien con mejores esperanzas,
atractivo como él y, como él, con abundantes amigos,
deseando las artes de este hombre y las cualidades de
este otro,
nada satisfecho con las cosas que poseo,
y casi despreciándome por estos pensamientos,
por azar pienso en ti y entonces me siento
como la alondra al amanecer
que se eleva desde la tierra plomiza para cantar himnos a
la puerta del cielo:
porque el recuerdo de tu dulce amor me trae tanta riqueza
que en ese momento desdeñaría cambiarme por un rey.
 

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