-José Agustín Goytisolo-
Contemplar
las palabras
sobre
el papel escritas,
medirlas,
sopesar
su
cuerpo en el conjunto
del
poema, y después,
igual
que un artesano,
separarse
a mirar
cómo
la luz emerge
de
la sutil textura.
Así
es el viejo oficio
del
poeta, que comienza
en
la idea, en el soplo
sobre
el polvo infinito
de
la memoria, sobre
la
experiencia vivida,
la
historia, los deseos,
las
pasiones del hombre.
La
materia del canto
nos
lo ha ofrecido el pueblo
con
su voz. Devolvamos
las
palabras reunidas
a su auténtico dueño.
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