Hoy
estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy
estoy para penas solamente,
hoy
no tengo amistad,
hoy
sólo tengo ansias
de
arrancarme de cuajo el corazón
y
ponerlo debajo de un zapato.
Hoy
reverdece aquella espina seca,
hoy
es día de llantos de mi reino,
hoy
descarga en mi pecho el desaliento
plomo
desalentado.
No
puedo con mi estrella.
Y
busco la muerte por las manos
mirando
con cariño las navajas,
y
recuerdo aquel hacha compañera,
y
pienso en los más altos campanarios
para
un salto mortal serenamente.
Si
no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi
corazón escribiría una postrera carta,
una
carta que llevo allí metida,
haría
un tintero de mi corazón,
una
fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y
ahí te quedas, al mundo le diría.
Yo
nací en mala luna.
Tengo
la pena de una sola pena
que
vale más que toda la alegría.
Un
amor me ha dejado con los brazos caídos
y
no puedo tenderlos hacia más.
¿No
veis mi boca qué desengañada,
qué
inconformes mis ojos?
Cuanto
más me contemplo más me aflijo:
cortar
este dolor ¿con qué tijeras?
Ayer,
mañana, hoy
padeciendo
por todo
mi
corazón, pecera melancólica,
penal
de ruiseñores moribundos.
Me
sobra corazón.
Hoy,
descorazonarme,
yo
el más corazonado de los hombres,
y
por el más, también el más amargo.
No
sé por qué, no sé por qué ni cómo
me
perdono la vida cada día.
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