Ilustración autor desconocido.
Ya
que era llegado el tiempo
en
que de nacer había,
así
como desposado
de
su tálamo salía,
abrazado
con su esposa,
que
en sus brazos la traía,
al
cual la graciosa Madre
en
su pesebre ponía,
entre
unos animales
que
a la sazón allí había,
los
hombres decían cantares,
los
ángeles melodía,
festejando
el desposorio
que
entre tales dos había,
pero
Dios en el pesebre
allí
lloraba y gemía,
que
eran joyas que la esposa
al
desposorio traía,
y
la Madre estaba en pasmo
de
que tal trueque veía:
el
llanto del hombre en Dios,
y
en el hombre la alegría,
lo
cual del uno y del otro
tan
ajeno ser solía.
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