Este
silencio,
blanco,
ilimitado,
este
silencio
del
mar tranquilo, inmóvil,
que
de pronto
rompen
los leves caracoles
por
un impulso de la brisa,
Se
extiende acaso
de
la tarde a la noche, se remansa
tal
vez por la arenilla
de
fuego,
la
infinita
playa
desierta,
de
manera
que
no acaba,
quizás,
este
silencio,
¿nunca?
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