Otoño
enfermo y dorado
Morirás
cuando por las rosaledas avente el huracán
Cuando
nevados estén
Los
vergeles
Pobre
otoño
Mueres
blanco y rico
De
nieve y frutos maduros
En
lo más alto del cielo
Planean
unos gavilanes
Sobre
las ninfas sin malicia de verdes cabellos enanas
Que
jamás amaron
Por
lejanos linderos
Han
bramado los ciervos
Y
cuánto me gustan oh estación cuánto me gustan tus murmullos
Los
frutos que caen sin que nadie los recoja
El
viento y el bosque llorando
Todas
las lágrimas de otoño hoja a hoja
Las
hojas
Pisadas
Un
tren
Que
pasa
La
vida
Fluye
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