Rutina
rigurosa de puesta de esterilla,
se
decía la practicante a la vez que repetía,
hoy
va a ser un buen día, mi práctica será perfecta,
me
siento fuerte, tranquila, descansada y atenta.
Empezaba
un nuevo día entre idas y venidas,
cuando
empieza la clase y el practicante advierte,
que
ni su cuerpo está tan fuerte, ni flexible esta vez,
que
además no hay quien le pare la cabeza de atender.
La
respiración arrítmica, la rodilla resentida,
las
lumbares, la barbilla y por qué no, las espinillas.
Entonces
escucha inhalamos, cuando ella está exhalando,
ahora
escucha exhalamos y, el cuerpo está pausado.
Repetimos,
nos centramos, es mi día, yo lo sé .
La
cabeza gobernando, controlando otra vez,
pero
el cuerpo no hace caso, mejor paro, que voy a hacer.
Entonces
escucha una voz que le ofrece algo mejor.
Practica
sin miedos, con lo que hay y aceptación,
cada
día es diferente, abraza todo y con amor,
porque
nada es bueno o malo, lo que hay es lo mejor,
abraza
tu cuerpo lindo, cuídalo y mímalo.
Entonces
da gracias a la idea de practicar sin proyección,
aceptar
lo que ha venido y, cuidarlo es mucho mejor.
Sin
exigencias y expectativas, que puedan nublarlo todo,
damos
gracias a la vida, de estar sanos y liberados.
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