miércoles, 20 de enero de 2021

REINA ROJA. Juan Gómez-Jurado.

No creo que a nadie le sorprenda si digo que me ha encantado este thriller, pero sí que os sorprenderá, si os digo que intentéis leer lo mínimo posible en cuanto a reseñas del mismo.

Este autor crea, historias absorbentes, perfectamente hiladas, que te llevan de un lado para el otro sin descanso hasta el final. Con Reina Roja y de la mano de Antonia Scott y Jon Gutiérrez vas a poder vivir exactamente estas situaciones.
 
SINOPSIS:
Antonia Scott es una mujer muy especial. Tiene un don que es al mismo tiempo una maldición: una extraordinaria inteligencia. Gracias a ella ha salvado decenas de vidas, pero también lo ha perdido todo. Hoy se parapeta contra el mundo en su piso casi vacío de Lavapiés, del que no piensa volver a salir. Ya no queda nada ahí fuera que le interese lo más mínimo.
El inspector Jon Gutiérrez está acusado de corrupción, suspendido de empleo y sueldo. Es un buen policía metido en un asunto muy feo, y ya no tiene mucho que perder. Por eso acepta la propuesta de un misterioso desconocido: ir a buscar a Antonia y sacarla de su encierro, conseguir que vuelva a hacer lo que fuera que hiciera antes, y el desconocido le ayudará a limpiar su nombre. Un encargo extraño aunque aparentemente fácil.
Pero Jon se dará cuenta en seguida de que con Antonia nada es fácil.
 
 
 
 
 

Tiene Juan Gómez-Jurado una mano más que diestra para conformar tramas, para adentrarse en intrigas potentes que se tatúan bajo la piel lectora de sus fieles, e incluso de los que aún no han tenido la suerte de leerlo. Un primer ejemplo lo vimos con “Cicatriz”, pero ahora ha subido la apuesta varios enteros con esta “Reina Roja”, en la que el personaje de Antonia Scott emerge con la fuerza de las grandes criaturas literarias.

Ante todo es una novela de la que no puede ni debe contarse mucho, es mucho mejor no saber nada e ir descubriéndola, iba a decir poco a poco, pero eso va a ser imposible, porque como suele suceder siempre con este autor una vez comiences te la querrás beber de una sentada. Así que, ya sabes, cógela con tiempo y disfruta de la trama.
En “Reina roja”, el punto de partida es doble: por un lado, el hijo de la presidenta del primer banco europeo aparece asesinado en una casa de Madrid dotada de un sistema de seguridad que ni Fort Knox; por otro, la hija del hombre más rico del mundo, un gallego que tiene un imperio textil (a estas alturas, cualquier lector ha sonreído por el parecido razonable de ambos con dos personas que salen casi a diario en los periódicos), ha sido secuestrada.
En este libro vamos a conocer a Antonia Scott y a Jon Gutiérrez, ambos son dos personas muy diferentes que por diversos motivos acabarán trabajando codo con codo. La investigación se pone al frente la unidad que la da título al libro, un equipo de élite, secreto y anónimo con ramificaciones por toda Europa y que, en colaboración con las fuerzas locales, llega allá donde la policía no se atreve o no puede acceder.
Entrando ya en materia, decir que la trama es una locura muy adictiva y muy bien hilvanada… no porque no estemos acostumbrados a historias parecidas, sino por la forma en la que se narran los hechos. Un asesinato, lo inexplicable y sin sentido. Secuestro, extorsión, mentes prodigiosas: por brillantes o enfermizas. Persecuciones al límite, discusiones, hipótesis cuestionadas, situaciones de peligro, momentos de angustia, miedo y pánico para las víctimas. Y dos protagonistas de lo más dispar que encajaran a la perfección, haciendo de ellos una pareja ya mítica del género. Con un hilo cronológico que viaja del pasado al presente y un manejo excepcional de la tensión e intriga que impide que dejéis de leer; Juan Gómez se vale además de algunos giros narrativos perfectamente ejecutados, lo cual me ha desmontado las teorías que había desarrollado en mi cabeza.
Así que leed “Reina Roja”, Descubriréis una lectura placentera, sencilla, emocionante e intrigante, con unos personajes que pueden parecer del montón, pero que con el pasar de las páginas destacan por encima del resto, terminando por crear un vínculo con el lector que hace que tengamos saga criminal hasta que Juan quiera.
 
«Antonia sólo se permite pensar en el suicido tres minutos al día».
Con estas palabras arranca la novela de Juan Gómez-Jurado. En ese rincón que anuda la vida y la muerte, de sus distintos significados que van mutando a lo largo de la trama hasta enfrentarse a nuevos caminos significantes.
La trama se desarrolla prácticamente en la actualidad, en el 2018, pero en determinadas ocasiones realiza varios viajes al pasado para comprender la situación presente de sus personajes. En realidad todos somos consecuencia de un pasado que arrastramos y eso se refleja en nuestros actos.
La pluma del autor es una maravilla. Ágil, sencilla y muy trabajada. El autor consigue escribir una historia muy adictiva, llena de acción, misterio, suspense, tensión y giros que logran sorprenderte los aspectos más relevantes de la obra son las descripciones. Juan Gómez describe todo: gestos, movimientos, colores, prendas, el rostro de los personajes. No hay detalle que se le escape y toda esa escritura favorece a que el lector se meta en la trama y empatice con los personajes sintiendo la historia como propia; y te atrape desde el minuto cero con toques de sarcasmo e ironía por parte de los protagonistas.
Aunque he descubierto uno de sus secretos: la fórmula está en sus capítulos. Son capítulos con constantes cliffhanger, todos acaban con alguna incógnita en el aire para que sientas la necesidad de leer "sólo uno más".
Otro aspecto muy importante de los protagonistas es la rapidez mental. Este thriller exige un raciocinio mental muy singular, generando situaciones de tensión y claustrofobia muy importantes.
Otro cambio a destacar, del autor madrileño, siempre nos tiene acostumbrados a escenarios gloriosos. El Vaticano, Chicago, Washington y en esta ocasión nos mandaba para Malasaña, un barrio de Madrid capital. ¡Vaya cambio dirían algunos!
La mayor de las destrezas en el mundo literario es conseguir que el lector se olvide de que hay un escritor inventando un mundo; conseguir que no lea el libro, sino que lo beba, lo devore. Y eso es lo que consigue Juan Gómez-Jurado en “Reina Roja”. Una prosa que sirve de vehículo casi invisible para recorrer el mundo.
 
Entran dentro de los estereotipos del género, y, aun así, como he mencionado antes, despiertan una empatía cálida que te genera las ganas de saber más de ellos y verlos triunfar sobre el mal.
Ambos personajes serán sacados de su atormentada realidad. Tenemos a Antonia Scott  -un gran personaje femenino-, esa mujer que tiene que luchar contra sus demonios, atormentada, compleja, fuerte, muy inteligente, a la que en un principio, como le pasa a Jon, nos va a costar entenderla y a la que poco a poco iremos conociendo y comprendiendo; Jon ese policía vaco, gay, bonachón, luchador y fuerte, -no es que esté gordo-, cumple con su deber para que se haga justicia no duda en saltarse la Ley aunque ponga su carrera en juego. Dos protagonistas que se complementan a la perfección, con sus luces y sus sombras, totalmente reales y creíbles.
Engancha, divierte, sorprende,  hace pensar.
Pero no solo aparecen dos personajes: también hay otros cuya relevancia es clave para el desarrollo de la narración, y que condiciona e incluso ya ha condicionado la vida de más de uno. Y no, no me olvido de ese asesino cruel, frío, calculador que es capaz de hacer que nos recorra, a cualquiera, un escalofrío por la espalda.
Lo cierto es que enganchan, divierten, sorprenden,  hacen pensar.
 
Así que... ¿De qué va Reina Roja? Es un secreto tras otro, una búsqueda indiscutible con un final de los que no dejan indiferente.

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