El
niño mira al abuelo
Y
lo invita a su jugar,
Dolorido
está el abuelo,
Pero
acepta, sin chistar.
Cuando
pasan los minutos,
El
viejo siente al jugar,
Que
ya no le duele tanto,
Lo
que lo hacía penar.
Y
entonces
Entonces
son carcajadas
Las
que se escuchan de a par,
De
ese nieto y de ese abuelo,
Que
disfrutan por igual.
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