¿Podrías
con la mente amar
y con el corazón razonar?
¿Podrías
con amabilidad comportarte
y de tu amado separarte?
¿El
mar, la tierra y el cielo surcar
y en cada lugar llegarme a encontrar?
Entre
todas las vicisitudes no haré sino escoltarte,
entre
todos los vivos, cortejarte.
En
verdad, en verdad, no sabría indicar,
por
mucho que lo pueda meditar,
qué
podría decir más fácilmente,
si
el odio o el amor que siento por ti.
Debes
creerme completamente
si
expreso el odio que albergo hacia ti.
¡Oh!
Te odio con tal energía,
que
te destruiría con alegría.
Aun
así, algunas veces, contra mi voluntad,
mi
querida amiga, te amo de verdad.
Sería
traición a nuestro amor,
y un pecado contra Nuestro Señor,
eliminar
la más mínima insignificancia
de
este odio puro y libre de arrogancia.
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