Se
trata de una novela corta, entre la farsa y la tragedia, que el escritor
publicó en su primera madurez. Dostoievski: psicólogo de las contradicciones.
SINOPSIS: Una historia desagradable fue
escrita y publicada en 1862 tras un breve viaje del autor por España.
En
un contexto histórico posterior a la reforma emancipadora de 1861 en Rusia, y
tras beber de más con dos colegas funcionarios, el protagonista, Iván Ilich
Pralinski, expone su deseo de adoptar una filosofía basada en la bondad y el
humanitarismo hacia personas de menor estatus social. Al marcharse de la
reunión inicial, Iván se da cuenta de que su cochero se ha ido a otro lugar por
pensar que la reunión demoraría más tiempo, por lo que decide caminar y pasa
por casualidad frente a una casa donde se celebra la fiesta de casamiento de
uno de sus subordinados. Resuelve entonces poner su filosofía en práctica y
entra en la fiesta.
No
creo que a estas alturas Dostoievski necesite presentación, pues estamos ante
uno de los clásicos modernos que más influencia y magnetismo ha ejercido y
ejerce sobre los narradores contemporáneos.
Un
atractivo más, y es que se trata de una versión ilustrada, dentro de la
colección Nórdica ilustrados. Las ilustraciones de “Una historia desagradable”
están a cargo de Kenia Rodríguez, que ofrecen unas láminas sobresalientes,
agudas, que sirven como un valioso complemento al texto del maestro.
En
un contexto histórico posterior a la insuficiente reforma emancipadora de 1861
llevada a cabo por el Zar Alejandro II, el general Iván Ilich Pralinski, algo
ofuscado por el alcohol, expone ante dos de sus colegas sus avanzados ideales
humanitarios. Un enfoque filosófico basado en la bondad hacia sus subordinados,
dirigidos al bien común. Sus teorías no son bienvenidas por los otros dos
camaradas.
Al
finalizar la reunión, se percata de que su cochero lo ha dejado tirado, decide
volver a casa andando. Quiere el destino que sus pasos lo lleven ante una
propiedad en la que se está celebrando la boda de uno de sus subordinados,
Pseldónimov. Iván Ilich estima la ocasión y la oportunidad para llevar a la
práctica su condición de una sociedad fraterna y decide adentrarse en la casa.
Pronto cae en la cuenta de que ha sido una mala decisión. Donde, por el efecto
del alcohol, se siente con una especie de entusiasmo condescendiente por el que
llevar a cabo sus ideas humanitarias con otros socialmente inferiores, y
quienes además de no haberle invitado se sienten incomodos.
El
autor busca las reacciones del alma humana en un personaje que parece querer
salvar a los otros con sus compasivas ideas humanitarias desde su clase
superior. Esta situación psicológica es perfilada por Dostoievski en la Rusia
de mitad del S. XIX, y es por otro lado una lectura breve con la que iniciarse
y aproximarse al escritor ruso.
“Una historia
desagradable”
se asoma una vez más al mundo de los funcionarios estatales. Ya en las primeras
páginas, los tres generales, sirven las sutiles observaciones de la pobre
opinión de los eslavistas en relación con San Petersburgo y sus habitantes.
La
amargura y el patetismo presiden un relato que, sin embargo, contiene muchas
pinceladas de humor claro, sarcástico y satírico. Ninguna agota el paisaje por
sí sola, culpa, vergüenza, venganza: todas son satisfactorias.
Más
de un siglo nos separa del momento en que el escritor escribió “Una historia desagradable”. Sin
embargo, al leerlo lo sentimos contemporáneo. En la percepción de la falta de
honorabilidad individual y social, en las frivolidades, las trampas
intelectuales y la autocomplacencia de sus personajes reconocemos conflictos de
nuestra época.
Hay,
pues, en este relato, un pesimista diagnóstico social y político sobre las
posibilidades de los cambios.
En
las obras del escritor ruso se concilian la rebeldía y el conformismo, el vicio
y la virtud, el ateísmo y el cristianismo. Y es que no hay que olvidar que sólo
tras una vida llena de dudas –sobre todo religiosas-, infortunios –fue
encarcelado y deportado a Siberia- y luchas internas que lo condujeron a
consumir todas las tinieblas y los equívocos, pudo hallar la claridad. Su
penetrante descripción del alma humana, su implicación personal con lo
relatado, y su aguda descripción social, fueron las bases de su influyente
estilo literario. Algunos expertos en literatura clasifican su estilo como
jocoso y divertido.
Dostoievski
creó una obra con una inmensa vitalidad y un poder casi hipnótico caracterizada
por los siguientes rasgos: escenas febriles y dramáticas donde los personajes
se mueven en atmósferas escandalosas y explosivas, ocupados en apasionados
diálogos socráticos, la búsqueda de Dios, el mal y el sufrimiento de los
inocentes.
Es
un cuento profundamente político, sobre las diferencias de clases y la ceguera,
pero el hecho de estar contado desde el poder lo vuelve una tranquila
pesadilla, como si el avance del alcohol fuera deformando el punto de vista.
Uno de esos cuentos que dejan al protagonista al borde del abismo, con una gran
negrura a sus pies, con todas sus certezas reducidas a paredes que tiemblan y
se sacuden.
Deslumbra
la incomparable sensibilidad con la que Dostoievski capta todo lo que está en
el ambiente. Lo cierto es que la obra del autor solo hay un tema: la
problemática espiritual, desde la cual llama a un restablecimiento de valores.
Una
de las magias de esta historia es que sabe ser íntima y social a un tiempo,
general y particular, privada y púbica.
Las
personas, en la literatura de Dostoievski, son siempre víctimas de un sistema
que les oprime.
Hasta
qué punto su escritura plantea temas, inquietudes y protestas que también hoy
en día asfixian o inspiran: la voluntad de poder, las desigualdades sociales y
todo tipo de injusticias, como también el espíritu irracional del ser humano.
Dostoievski
es un escritor que siempre te va a proporcionar unos personajes con una
estructura elemental de columna de mármol, nadie puede no cocerlos hasta el
fondo de deseos.
En
esa larga noche, el escritor ruso despliega una variada fauna de tipos, todos
ellos observados con enorme detalle psicológico, de manera que, transcurriendo
la acción por los senderos de la agitación y del desparrame exteriores, el
autor, como siempre hizo, va simultáneamente al mundo interior, al alma de sus
personajes, combinando de las detalladas descripciones del ambiente, de los
gestos y de las apariencias con la indagación de lo que anida dentro, de lo que
perturba el ánimo y el espíritu de sus muchos personajes.
No
somete a sus personajes a sus tesis, sino que los deja vivir libres, fuera de
sí mismos y no como meros extensiones de su mente. Crea una galería de
personajes de la que el lector no puede sino obtener una versión pesimista de
la vida humana. Con los que el autor ruso parece hacer una desconsoladora
advertencia: la imposibilidad de una aproximación entre clases sociales.
Por
lo regular, los personajes de sus novelas eran colocados en las situaciones más
extremas, rastreando sus conflictos interiores, sus motivaciones más profundas,
sus debilidades y sus anhelos para salir adelante. Consideraba como su deber,
en cuanto escritor, encontrar el ideal que late en el corazón del hombre.
“Una historia
desagradable” un
relato magistral, capaz de decir mucho en poco.
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