Las
cosas que mueren jamás resucitan,
las
cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se
quiebran los vasos y el vidrio que queda
es
polvo por siempre y por siempre será!
Cuando
los capullos caen de la rama
dos
veces seguidas no florecerán...
¡Las
flores tronchadas por el viento impío
se
agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los
días que fueron, los días perdidos,
los
días inertes ya no volverán!
¡Qué
tristes las horas que se desgranaron
bajo
el aletazo de la soledad!
¡Qué
tristes las sombras, las sombras nefastas,
las
sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh,
las cosas idas, las cosas marchitas,
las
cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón...
silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
-de
llagas infectas- ¡cúbrete de mal!...
¡Que
todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón
maldito que inquietas mi afán!
¡Adiós
para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós
mi alegría llena de bondad!
¡Oh,
las cosas muertas, las cosas marchitas,
las
cosas celestes que no vuelven más! ...
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