ha
traído el domingo la ceguera
la
mudez de unas manos que ensordecen
tus
párpados cerrados a mis ojos
tan
solo tres mujeres velan tu silencio
tres
mujeres y el llanto desgarrado
del
ángel del dolor que no consiguen ahuyentar
que
permanece aún
prendido
en tus entrañas
dan
ganas de gritar
de
no ausentarse
de
quedarse aquí junto a los versos
últimos
que leíste
porque
a veces el grito y las palabras
escritas
del poema dilatan la emoción
hasta
las lágrimas
crean
nuevos espacios compartidos
en
los que respirar
profundamente
es
imposible escapar a la pregunta
qué
queda de tu luz esta mañana
hay
flores secas que perfuman
la
casa y sin embargo
alguien
ha puesto entre tus manos frías
una
rosa desnuda.
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