-Jesús Hilario Tundidor-
Como un
andar. Tal vez
igual que un súbito y lejano
parpadeo o temblor de mies madura.
Como esta tierra puesta
al sol, al aire, a la mañana.
Es nuestra vida,
Mas, ¿quién llueve, quién es el que deshace
la esperanza de junio?
Como un andar. Como una
germinación que perderá su grano
desvanecida, inútilmente, en el tiempo.
Nunca igual que los túneles,
que el viajero aquél
que toma su billete a precio fijo.
Es nuestra vida.
Nunca como las aves,
como aquellos vencejos que dan giros
en el atardecer y llevan
para anidar, para incubar su puesta,
un respaldo de sol o piedra dura.
Es nuestra vida, como
ese ventisco gris de la mañana.
igual que un súbito y lejano
parpadeo o temblor de mies madura.
Como esta tierra puesta
al sol, al aire, a la mañana.
Es nuestra vida,
Mas, ¿quién llueve, quién es el que deshace
la esperanza de junio?
Como un andar. Como una
germinación que perderá su grano
desvanecida, inútilmente, en el tiempo.
Nunca igual que los túneles,
que el viajero aquél
que toma su billete a precio fijo.
Es nuestra vida.
Nunca como las aves,
como aquellos vencejos que dan giros
en el atardecer y llevan
para anidar, para incubar su puesta,
un respaldo de sol o piedra dura.
Es nuestra vida, como
ese ventisco gris de la mañana.
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