-Miguel D’Ors-
Despiertas y te asomas a la mañana intacta:
una luz recién hecha -alguien te quiere-,
el paisaje, la gente, pájaros, nubes, perros,
el «partido del siglo» de esta semana, flores,
frutas, montañas, vinos, músicas, librerías,
fotos de Raquel Welch y de Audrey Hepburn
y veinticuatro maravillosas horas nuevas
para en ellas vivir, vivir.
Y te das cuenta
de que todas las noches dejan en el balcón
verdaderos regalos. A su modo
todas las noches son noches de Reyes.
Despiertas y te asomas a la mañana intacta:
una luz recién hecha -alguien te quiere-,
el paisaje, la gente, pájaros, nubes, perros,
el «partido del siglo» de esta semana, flores,
frutas, montañas, vinos, músicas, librerías,
fotos de Raquel Welch y de Audrey Hepburn
y veinticuatro maravillosas horas nuevas
para en ellas vivir, vivir.
Y te das cuenta
de que todas las noches dejan en el balcón
verdaderos regalos. A su modo
todas las noches son noches de Reyes.
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