Antes de que la luz llegue a su ansia
muy
de mañana,
de
que el pétalo se haga
voz
de niñez,
vivo
tu sombra alzada y sorprendida
de
humildad, nunca oscura,
con
sal y azúcar,
con
su trino hacia el cielo,
herida
y conmovida a ras de tierra.
Junto
a la hierbabuena,
este
pequeño nido
que
está temblando, que está acariciando
el
campo, dentro casi
del
surco,
amapola
sin humo,
tú,
con tu sombra, sin desesperanza,
estás
acompañando
mi
olvido sin semilla.
Te
estoy acompañando.
No
estás sola.
Poema del Libro: "El vuelo de la celebración II".
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